Apenas se vivían la primeras horas de 2022, pero los Bulls de Chicago ya tenían un gran motivo para ilusionarse con tener un año que sí cambiara una historia que recientemente ha tenido más tristezas que alegrías.
En su visita a los Wizards de Washington, el mismísimo 1 de enero, DeMar DeRozan convirtió un triple de último segundo para darle a Chicago un agónico triunfo (120-119).
Un día antes, el último de 2021, el delantero hizo lo mismo para que los Bulls le pegaran —también de visita— a los Pacers de Indiana (108-106).
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DeRozan se convirtió en el primer jugador en la historia de la NBA con buzzer beaters en días consecutivos.
Larry Bird, aquel histórico jugador de los Celtics de Boston, también había definido dos duelos en fila, pero esa vez hubo un día de diferencia entre ambos triunfos.
¿Por qué fue tan especial eso para una franquicia que tiene 23 años sin levantar el trofeo Larry O’Brien? Sencillo. Esta temporada, como no ocurre desde hace tiempo, los Bulls se han demostrado a sí mismos que tienen la capacidad de ganar encuentros muy cerrados.
La llegada de piezas clave ha sido determinante para que Chicago sueñe con trascender en los Playoffs, etapa que no juega desde la campaña 2016-17, cuando clasificó con marca de 41-41. Hoy, con ocho juegos por disputar, el equipo del coach Billy Donovan ya tiene 43 triunfos.
La contratación de DeRozan, quien llegó de los Spurs de San Antonio, el desarrollo del escolta Zach LaVine y el aporte del centro Nikola Vucevic, quien estaba en el Magic de Orlando, han sido determinantes para la resurrección de unos Bulls que ilusionan a su gente.
Con información de El Universal
